El dióxido de cloro ha estado en boga debido a su controversial popularidad ante la pandemia actual. Muchos testimonios han afirmado que estuvieron enfermos de COVID-19 y que gracias a este medicamento se curaron. Por otro lado, no hay ningún gobierno o institución actual que lo recomiende para tratar esta enfermedad, sino todo lo contrario. Hasta cierto punto es entendible que mucha gente se haya fanatizado con él, ya que con lo precaria que es la situación por este virus, se busca de algo que nos ayude inmediatamente. Si buscamos información sobre gente que se ha curado con el dióxido de cloro, seguramente la encontraremos. De la misma forma, si buscamos personas que han tenido una experiencia desagradable también las encontraremos. Por lo tanto, es imposible no preguntarse ¿realmente se curaron? ¿Hay una conspiración para evitar que se use este producto? ¿Realmente es muy tóxico?
Dióxido de cloro
El dióxido de cloro (ClO2) es un gas amarillento que se diluye fácilmente en agua, que puede ser peligroso para el ser humano. Para obtenerlo, se usa como precursor el clorito de sodio (NaClO2) el cual, provee los iones clorito (ClO2^-1). Cabe señalar que el clorito de sodio no es lo mismo que el hipoclorito de sodio que se usa en las lejías que usamos para los pisos o baños en nuestras casas. Aun así es considerado una lejía ya que se usa como blanqueador o limpiador de superficies. Los iones clorito son agentes oxidantes fuertes, es decir, provocarán que un elemento o molécula les ceda sus electrones. Esta propiedad es aprovechada para blanquear papel y para matar microorganismos, bacterias y virus del agua en tratamientos de purificación ya que desestabiliza las membranas celulares y los aminoácidos de las células. Estas soluciones se han usado ampliamente durante todo el siglo XX en los hospitales para esterilizar equipos, superficies, habitaciones y herramientas médicas y de laboratorio. Así mismo, se ha determinado que a concentraciones apropiadas , el clorito es seguro y efectivo para ayudar a eliminar de ambientes hospitalarios a la bacteria Legionella, causante de un tipo de neumonía mortal llamada enfermedad del legionario. Dado que también es usado para desinfectar agua, es muy difícil quitar dicho ion de ella y por lo tanto consumimos al ion clorito de manera frecuente. Sin embargo, de acuerdo con las normas de seguridad de la Agencia de Protección Ambiental (EPA), la concentración máxima de dióxido de cloro debe de ser de 0.8 mg/l y de ion clorito de 1 mg/l, ya que arriba de la misma puede llegar a ser peligroso.
De acuerdo con las fichas de seguridad toxicológica, el clorito de sodio tiene una límite de letalidad inferior en humanos de 143 mg/kg, es decir que para una persona de 70 kg una dosis letal sería de 10 g. Sin embargo, se ha registrado que con solo un gramo ya es suficiente para que una persona sienta nauseas. Una dosis letal puede mostrar vómitos, diarrea severa, presión arterial baja potencialmente mortal causada por deshidratación, daños renales y hepáticos, así como metahemoglobinemia. De acuerdo con la EPA, la exposición crónica a pequeñas dosis de dióxido de cloro puede causar daño a la reproducción y al desarrollo neurológico. El dióxido de cloro ha mostrado perjudicar la función de la tiroides y reducir el conteo de células T4 (linfocitos CD4) en monos después de 6 meses aportándoles dosis menores a las recomendadas. Puede causar daños hepáticos, renales y metahemoglobinemia.
Soluciones de Minerales Milagrosas (MMS)
Desde el 2006 ya había personas que han usado y defendido el uso de MMS. Entre sus mayores promotores han sido el ingeniero Jim Humble, el creador de la Iglesia de Salud y Sanación Génesis II y el economista alemán Andreas Kalcker.
El primero cuenta que, mientras estaba en la Guayana Francesa en busca de oro, ya que es ingeniero minero, unos de sus compañeros de trabajo aparentemente enfermaron de malaria. Cómo se encontraban lejos de los servicios de salud, Jim usó directamente tres gotas del líquido que usaban para potabilizar el agua como medicamento improvisado. De acuerdo con su testimonio, los compañeros se recuperaron al poco tiempo. Cuando volvió a Estados Unidos quiso vender este producto como medicamento, pero no se lo permitieron. Así que fundó la Iglesia de Salud y Sanación Génesis II para poder suministrarla con fines religiosos. Jim Humble escribió el libro "La Solución Mineral Milagrosa del XXI" en el 2006 y fue lo que lo mandó a la fama. Desde entonces, ha promocionado a las MMS como la cura de diferentes enfermedades y ha hecho campañas antivacunas. No obstante, pero tenemos que ser críticos. De acuerdo con Jim Humble, curó a 100,000 víctimas de malaria usando la mezcla MMS, pero no existe registro alguno. Por lo tanto, Jim es el único testimonio dado en dicho evento y no estamos seguros de que haya sido malaria, dado que nadie diagnosticó a esas personas. Así mismo, hasta el hoy en día nadie conoce los compañeros curados de la malaria con MMS de Jim. Nadie los ha entrevistado. No obstante, que Jim diga cosas controversiales no es motivo suficiente para decir que el clorito de sodio no funcione, sino que hacen falta pruebas.
Por su parte, Andreas Kalcker es doctor en medicina alternativa y biofísica natural por parte de la Universidad Abierta de Ciencias Avanzadas . Si bien no tiene estudios científicos serios publicados en ninguna revista indexada, él es el autor del libro “La Salud Prohibida” en donde describe el uso del clorito de sodio como terapia y propone el uso de petróleo como medicina. Por ahora podemos decir que ha participado en muchas entrevistas de muchos medios iberoamericanos en los cuales da testimonio de los beneficios en el uso del clorito de sodio. Sin embargo, también es necesario mencionar que ha sido arrestado en España por su trabajo de vendedor de productos milagro. Objetivamente, Kalcker no tiene formación científica, ni en química ni en fisiología. Y debido al eferveciente crecimiento de su producto y su potencial peligro han quitado su libro de Amazon, algunos de sus videos y sus reportes de Research Gate. Esto ha incrementado la polémica ya que Kalcker afirma es un complot y conspiración en su contra. Otras personas se han unido a estos dos personajes para hacer promoción masiva del uso del dióxido de cloro y, por lo tanto, las discusiones.
No obstante, todo esto no quiere decir que el clorito de sodio y el dióxido de cloro funcionen o no.
De acuerdo con las instrucciones de los vendedores de MMS, para preparar las soluciones se requiere mezclar en proporciones de 1:1, una solución de clorito de sodio al 28% más el “activador” el cual puede ser un ácido fuerte o débil, es decir, ácido clorhídrico al 4% o ácido cítrico. De esta forma, se genera el dióxido de cloro gas, que estará diluido en agua, y cloruro de sodio (NaCl) en la solución. Estas soluciones, también se venden activadas y “sostenidas” con una concentración de 3000 ppm de dióxido de cloro, es decir 3 g/l. Entre los beneficios del dióxido de cloro, se ha dicho que puede tratar enfermedades como cáncer, diabetes, autismo (¿?) u otras enfermedades infecciosas causadas por virus, bacterias, hongos o parásitos. Aparentemente todas estas cualidades han sido confirmadas por testimonios que han usado MMS.
Dado que analizar al dióxido de cloro a partir de las personas que lo promueven sería caer en una falacia, se tiene que analizar la evidencia sobre el clorito de sodio y sus usos terapéuticos ya que es posible que, para algunas patologías de manera fortuita haya ayudado.
Algunos argumentos
Todos los estudios referentes al ClO2 coinciden que esta sustancia mata todos los agentes patógenos a su paso al igual que la luz ultravioleta o el hipoclorito de sodio. Por ejemplo, en estudios con ratones se encontró que puede prevenir la influenza H1N1 y que su uso, inactiva al virus H5N1 en aguas potables. Ninguno fue hecho dentro del cuerpo humano, sino que fueron en superficies, animales o in vitro. Incluso un estudio más reciente confirma que puede usarse para limpiar superficies y espacios de coronavirus. En este estudio propone su uso como gas o gárgaras para desinfectar las vías respiratorias. No obstante, también menciona que no evita las enfermedades y no se aventuran a dar una dosis.
El cuerpo humano es un sistema muy complejo con muchas sustancias de por medio es muy complicado de extrapolar esos resultados.
Dentro del cuerpo, el dióxido de cloro no solo atacará a los agentes patógenos sino también a las células humanas del tracto digestivo. Para controlar eso, se ha mencionado que el control del pH mediante la alimentación puede jugar un rol importante, ya que el dióxido de cloro reaccionará con las células más ácidas. Sin embargo, a pesar de esas dietas y aguas alcalinas que han tenido mucha propaganda, es bien sabido que ni los alimentos ni la bebida cambian significativamente el pH corporal ya que eso es trabajo del sistema renal.
Un caso muy sonado de contrarios por parte del dióxido de cloro fue el de Silvia Fink Solis en 2009. Quien después de consumirlo comenzó a sentirse mal y posteriormente murió. De acuerdo con su autopsia, la causa de muerte fue el uso de MMS que le provocó metahemoglobinemia. Posteriormente, debido a que la popularidad de las MMS creció por decir que curaba la influenza AH1N1, gripe, cáncer y VIH, en 2010 la Administración de Comida y Drogas (FDA) advirtió que el uso de MMS puede ser peligroso.
¿Entonces los testimonios a favor de las MMS no son pruebas? Sí, son pruebas, pero no son suficientes para entender qué está ocurriendo ya que carecen de rigurosidad científica. Cada cuerpo es distinto y hasta los medicamentos probados pueden provocar alergias o efectos secundarios. Solo que, a diferencia de los medicamentos, el uso del ClO2 como tal carece de soporte científico.
Proceso científico y análisis
Como todo tema, hay muchos puntos de vista para abordarlo y analizarlo. Entonces, para entender este fenómeno es necesario entender al proceso científico y particularmente al farmacéutico. Para dar justamente esa rigurosidad científica debemos de recordar que para que un medicamento salga a la venta debe de pasar por muchas pruebas, controles seguridad y de calidad.
En ciencia que un artículo esté publicado en alguna editorial o medio no es suficiente seguridad para decir que es la verdad. Por lo tanto, hay que ser críticos y por eso aquí es donde se pone turbio el panorama. En la ciencia se deben de considerar los siguientes criterios para poder determinar la fiabilidad de los estudios:
*Revista de publicación.
*Persona que lo ha publicado.
*Institución a la que pertenece.
*Procedencia del financiamiento.
*Coherencia de los datos.
*Conflictos de interés.
*Referencias de comparación.
Ya con esto en mente, en un medicamento existe una cosa llamada pirámide de evidencia que posee varios niveles para entender la calidad de la evidencia. En la base se encuentran las opiniones de los expertos y el marco teórico. En los estudios observacionales están los casos de reportes individuales, colectivos y de cohorte. En este nivel se toman los testimonios y se realizan las pruebas in vitro y con animales. Aquí se analizan las dosis seguras y efectos que podrían tener. Una vez pasadas estas pruebas se sigue con humanos de forma controlada y no controlada en los estudios experimentales, es decir, pruebas de doble o triple ciego. Por último, en las pruebas clínicas en las cuales se contrasta con la literatura, se hacen revisiones y análisis se pretende obtener información sobre cantidades adecuadas, eficiencia, límites terapéuticos, contraindicaciones, pruebas con poblaciones más grandes de sujetos, análisis estadístico e incluso prototipos antes de salir a la venta para detectar cualquier efecto adverso que se haya escapado.
Con base en esto, en el desarrollo de nuevos medicamentos o tratamientos, la bioética es fundamentalmente importante. Los sujetos de estudio deben de estar conscientes que una autoridad cómo una universidad, instituto o gobierno avala las pruebas clínicas y se hace responsable de sus consecuencias. Los medicamentos son los productos con más controles de seguridad en el mercado. Dado que las MMS aun no entran en ensayos clínicos porque las pruebas de los niveles anteriores no son concluyentes, contundentes ni sólidas, aparentemente no parece haber un claro beneficio por parte de los investigadores para asumir el riesgo que supone probarlo en humanos.
Efectivamente hay estudios que afirman la eficiencia y seguridad de las MMS, pero estos se limitan en los estudios observacionales.
No hay estudios en niveles experimentales ni clínicos que se necesitan para poder confirmar todo lo que los testimonios afirman. De otra forma, sería antiético que un médico (o alguien más) suministre un medicamento que no ha sido comprobado científicamente para tratar a un paciente.
También ha habido publicaciones que involucran el estudio en personas, pero sus estructuras y metodologías son cuestionables porque no hay control en el tiempo, hay pocos sujetos de estudios y los diagnósticos podrían estar manipulados porque no hay suficientes evidencias. Actualmente hay patentes sobre las soluciones que venden de dióxido de cloro. Pero las patentes son registros de metodologías o planos de productos; mas no son evidencia ni aseguran que algo funcione. Si, también las patentes tienen que pasar por filtros, pero sus estándares son distintos ya que sus objetivos son enfocados a cosas legales o prácticas, no científicas. Hay un estudio sobre las MMS que supuestamente se hizo en Uganda por parte de la Cruz Roja el cual ha sido desmentido por ella misma.
Hay un artículo muy referenciado publicado en marzo del 2020 en Physiology International en el que se hace una revisión de las evidencias disponibles, tanto en lugares como oficinas para prevenir el esparcimiento de un virus, reacciones con aminoácidos, pruebas con ratones y desinfección de agua. En él se concluye que es inocuo para humanos a las concentraciones que ha determinado la Administración de Salud y Seguridad Ocupacional de Estados Unidos (OSHA) el cual es de 0.1 mg/l de ClO2 en gas en lugares cerrados por 8 horas o 0.3 ppm por 15 minutos. Sin embargo, también admiten que los estudios revisados solo son una primera línea para eliminar virus en el ambiente, no directamente en humanos. Así mismo, en este artículo hay un conflicto de interés ya que tres de sus autores son dueños de una patente de MMS.
En un estudio observacional financiado por la Fundación Genesis, plantea en su marco teórico la posibilidad que funcione contra el coronavirus. De acuerdo con su metodología, a cada paciente se le suministrarán 10 ml con 3000 ppm de dióxido de cloro, diluido en un litro de agua por día. Según la información publicada en Clinical Trials, el estudio aun está reclutando pacientes desde el 7 de abril hasta el primero de junio sin actualizaciones. Por lo tanto, aun no publican sus resultados, es decir que aun no hay evidencia.
Cabe señalar que algunas de las personas que suelen vender o recomendar el uso del dióxido de cloro no suelen dar cifras exactas en las dosis. Hay algunos que dicen que se vaya incrementado las dosis de acuerdo con lo que tolere el cuerpo. Otros dicen dos o tres gotas e ir disminuyendo las cantidades. No hay un consenso claro. Adicionalmente, se justifican los dolores en estómago, náuseas, vómito o diarrea con el efecto sanador de la sustancia. Los efectos del dióxido de cloro a bajas concentraciones en los límites permisibles podrían no ser inmediatos e incluso podrían verse condicionados a otros factores. Los medicamentos actuales, tienen la ventaja que han sido más estudiados y a diferencia del ClO2, fueron diseñados para una función específica. Existen estudios y conocimiento en bioquímica que realizan los científicos para poder determinar eso de cada medicamento. En caso contrario, el dióxido de cloro no es selectivo como algún antibiótico o un antiviral. Así como mata a una bacteria o virus, así también matará a las células del cuerpo indiscriminadamente.
Hipótesis de conspiración
En este tema tan amplio no se puede descartar la idea de la conspiración. Muchas personas afirman que el uso del dióxido de cloro no se aprueba debido a que las farmacéuticas tienen intereses de por medio. Por un lado, se sabe que las farmacéuticas tienen mucho poder y que efectivamente suelen cometer actos antiéticos y muchas investigaciones tienen conflictos de interés. Como por ejemplo representar a médicos a cambio de vender u ofrecer sus productos. Por eso se debe de tener más transparencia e incrementar la bioética entre los profesionales. Sin embargo, las farmacéuticas no tienen motivos para ocultar información de algo tan eficiente y simple como el dióxido de cloro. Además, por mucho que algunas farmaceúticas cometan actos antiéticos, no se arriesgarán a promocionar o vender un medicamento que desencadene olas de demandas por parte de los usuarios, lo cual ocurre.
Supóngase que el dióxido de cloro al ser una cura para muchas cosas es producido por alguna farmacéutica. Sería un remedio, rápido, barato, eficaz y sin patente. Eso les ahorraría muchísimo dinero a las farmacéuticas. De hecho, sería el sueño de cualquier proceso, sería un mejor negocio que el que tienen actualmente. No tendrían que gastar en patentes, los gastos de producción como materia prima y los gastos en equipos o salarios disminuirían porque además es fácil de hacer y distribuir. Lo único que tendrían que hacer es hacer buen marketing para que todos lo compren con una marca en particular. Dejarían de invertir millones en investigación y producción de muchos de sus productos ahorrándoselos. Por lo tanto, es inverosímil pensar que hay una conspiración por parte de las farmacéuticas.
No obstante, al igual que las farmacéuticas, las personas que venden MMS tienen intereses económicos. Por algo venden varias presentaciones de sus productos con mucho marketing de por medio, en lugar de darlo a la población de forma altruista porque hay una pandemia que nos está amenazando a todos. Es obvio que hay un negocio y donde hay dinero hay conflicto de interés. Es lógico que los que hacen negocio con él defenderán sus supuestos beneficios a toda costa incluso cuando no hay evidencia suficiente que lo demuestre. Existen personas que no quieren que sepas la verdad sobre las MMS e inventan conspiraciones para decir que están en contra del altruismo y eficiencia de las MMS. Es curioso que ha crecido cierto fanatismo por estos productos, lo cual motiva su venta, uso y distribución. Nadie quiere ser estafado con un medicamento. Por eso estrictamente se requiere de pruebas sólidas y contundentes que nos ayuden a afirmar si algo funciona o no. Por lo tanto, se debe reflexionar lo siguiente: las MMS no están avalados por ninguna institución, gobierno o universidad en el mundo. Sus compañías fabricantes no aseguran que tengan las dosis adecuadas o que sus procesos sean los adecuados, carecen de certificados de calidad y pocas empresas pueden ser encontradas en internet. Visto con lupa, las MMS tienen mucha incertidumbre. Las farmacéuticas tienen el respaldo de científico y las MMS no.
Conclusiones y comentarios finales
El dióxido de cloro a ciertas concentraciones es inocuo para el ser humano, por eso se usa para purificar agua y están bien documentadas cuales son las concentraciones adecuadas. Sin embargo, sus aplicaciones para matar agentes patógenos se han limitado al exterior del cuerpo, no al consumo. No hay ensayos clínicos que demuestren la seguridad de las MMS. No hay evidencia que demuestre que cura algo. No cura ni previene el COVID-19. Por lo tanto, por ética y precaución no debemos usarlos ni recomendarlos. Hay potencialmente más peligro que beneficio en su consumo.
Hoy en día, la FDA reconoce que no tiene conocimiento de ninguna evidencia científica que respalde la seguridad o efectividad del MMS. Con base en esto, en agosto de 2019, la FDA advirtió a la población para que eviten comprar o beber el MMS vendido en línea como tratamiento médico debido a un aumento reciente en los problemas de salud reportados. En 2020, todos los gobiernos e instituciones han prohibido su consumo como tratamiento o prevención contra el SARS-CoV-2. De hecho, incluso la Universidad Abierta de Ciencias Avanzadas que le dio el título de doctor a Andreas Kalcker tiene una advertencia en su página principal que ellos no promueven ni recomiendan el uso de MMS.
La proliferación de las MMS son un llamado de atención a la educación científica de la gente. Por supervivencia, nuestro cerebro tiende a reconocer patrones para ir entendiendo la realidad. De ahí que muchas personas correlacionen las causas de los efectos de forma errónea. Lamentablemente estamos acostumbrados que para todo tiene que haber una solución rápida y eficiente. Pero eso no ocurre en la realidad. Actualmente existe mucha confusión respecto a todo lo que gira en torno al COVID-19 dado que la gente está viendo a proceso científico de forma explícita y no lo entienden debido a que los medios solo publican los resultados. Necesitamos más conocimiento científico.
Por ejemplo, en ciencia se sabe que hay muchas cosas que no existen y demostrar su inexistencia no siempre es posible, como la “tetera de Russel”. Por lo que a veces se dejan de lado hasta que aparezcan las evidencias que lo prueben. Sin embargo, esto deja a las discusiones en un sesgo de confirmación, ya que una de las tesis carecerá de datos para sustentar su punto de vista, al menos hasta que aparezcan las pruebas. Hoy por hoy, se están viendo los errores, contrastes, revisiones, experimentos, confusiones y resultados de la ciencia. De forma burda, podría usarse la navaja de Hitchens, que dice que lo que puede afirmarse sin pruebas, puede desestimarse sin pruebas. Pero eso no evita el debate y la polémica, sino que la acentúa. Hay un dicho que dice “nadie vende incertidumbres”, y lamentablemente el proceso científico tiene muchas incertidumbres. Por eso la gente optará por la navaja de Ockham para sostenerse de algo ya que han perdido la paciencia. Por lo tanto, tenemos que hacer caso a nuestro raciocinio para no depender totalmente de nuestros sentidos. Debemos de hacerle caso a la ciencia para evitar que los charlatanes crezcan y además protegernos a nosotros mismos.
Como siempre, gracias por leerme.
Referencias
Comments